Soy de las que no para de
hojear las páginas del papel couché, una de las muchas mujeres que se fija en
los detalles de las celebrities, pero sobretodo soy de las que piensa que las
revistas del corazón han pasado a ser monográficos de tendencias pasajeras y
han dejado al margen lo que realmente era conocido como “sociedad”.
Echo de menos las fiestas
glamurosas, las intrigas palaciegas (aunque últimamente de éstas si estamos
bien servidos), cómo viven los poderosos y las personalidades de verdadero
interés. Sinceramente, y con todo mis respetos, las idas y venidas de los
famosos, sus hijos y sus madres cantantes no me interesan ¿Dónde han quedado
esas fiestas impresionantes, elegantes donde no había más que gente estupenda?
¿En qué se ha transformado los ecos de sociedad?
Me encanta ver las bodas,
cómo visten, la decoración de sus casas, la historia de la nobleza y cómo han
conseguido perderlo o ganarlo todo, de quién son hijos y qué bienes tienen. Cómo
surgió la relación entre Jacqueline y Onassis o cómo María Callas fue siempre
el amor del magnate griego, pero ahora no hay más que chonis que pasean sus
traseros haciendo compritas, actores o actrices que toman cañas como todos los
mortales en los lugares que casi todos conocemos. Los vips ya no lo son tanto y
a mí lo que me fascina es ver esa vida alucinante y soñar con ella, fantasear
poniéndome en su piel. Qué me importa a que un don nadie que se haya presentado a un reality show ahora ofrezca una
exclusiva hablando sobre sus compañeros y los cuatro roces que haya tenido con
Fulanita. ¿Qué interés social o humano tienen estos faranduleros? Y por otro
lado, a mi como lectora me gusta diferenciar y que los medios lo hagan entre
vida pública y privada; muy distinto es contar y fotografiar las esferas
públicas y de calado social a acercar las indiscreciones ordinarias que nada
más que ofenden tanto a los protagonistas como
a los lectores. Es más que evidente que el periodismo ha evolucionado,
pero bajo mi juicio y en este caso no a mejor. En muchas ocasiones, los blogs
son los verdaderos ecos de sociedad, exceptuando revistas que llevan años de
reputación consagrada con su buen hacer cada semana.
El día a día es lo que
tiene, la monotonía, la repetición de los actos y en gran parte de los hechos
por eso cuando leo prensa rosa quiero ver opulencia, fuegos artificiales,
nobleza, personajes con solera, glamour por los cuatro costados, historias
Reales y mucha pero que mucha elegancia. Reivindico una vuelta al pasado y que
la que se denomina “prensa del corazón” retome sus orígenes o al menos la base
de antaño; ofreciendo a su público verdaderos personajes.
Sandra Delgado @delgadopozuelo
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