lunes, 15 de julio de 2013

De camino al Cielo: ascensión a Los Galayos

Este tiempo resulta perfecto para escaparse, aunque sea cerquita de casa. Montar un plan alternativo y disfrutar de lo bueno que nos ofrece la vida. No hace falta dejarse la extra, solamente organizarse bien. Por eso, esta vez os proponemos una aventura natural que conseguirá sacar al “Tadeo Jones” que llevas dentro: una ruta por la Sierra de Gredos.


No os confundáis, no soy una mujer de mochila al hombro, de esas que cargan el macuto y allá que te va. No, soy más bien de las que carga su bolsa de fin de semana que combina con el look de escapada y disfruta viendo cómo otros corren los riesgos. De hecho, no hay viaje que haga que no meta mi repelente de insectos, mi protección solar y mi gorro “divine”. Pero esta vez el espíritu “Quechua” me ha transformado en la típica que se enloquece tres días antes de la cita y se lía la manta a la cabeza y compra hasta una linterna en el Decathlon. La incertidumbre y sobretodo el nerviosismo por si seré capaz de alcanzar La Mira de los Galayos hace que me desvele los días antes del fin de semana.


Para todos aquellos que son inexpertos, como yo, os recomiendo que si alguno de los amigos es más intrépido y se ha colgado la mochila al hombro alguna que otra vez, hacedle caso. Seguramente lleve razón cuando te encuentres en algún apuro.
Para comenzar la ruta de los Galayos, lo primero primerísimo es saber que debes madrugar. No se te ocurra levantarte a eso de las ocho o nueve de la mañana y lanzarte a la montaña, porque ya vas tarde. Comenzar la ruta en el municipio de Guisando (Ávila) requiere al menos salir a las cinco de la mañana, con buen ritmo para alcanzar la mira entorno a las diez de la mañana. Vas a estar alrededor de seis horas caminando, haciendo senderismo; así que mentalízate: no existe el cansancio. Para un grupo, tirar de miembros cansados hace que la ruta se convierta en una experiencia aburrida. Es muy posible que para las próximas de este estilo no estés convocado por tu carácter insoportable. Ya sabes, compórtate.


La ruta comienza con un camino empedrado, bastante ancho en el que el ascenso te será bastante fácil. No recurrirás a ningún punto de apoyo, aunque si quieres, y por seguridad, no estaría demás que llevases un bastón de montaña porque acabarás haciendo 6 km en un sendero no homologado y seguramente que en el último tramo de ascenso a La Mira y para el descenso, si te sea fundamental llevarlo. No quiero engañarte, tendrás que usar las manos una vez que quieras alcanzar el refugio, que se encuentra a medio camino del ascenso. Hay dos tipos de camino por el que alcanzarlo, puedes ir por los hitos (pequeños montoncitos de piedras colocadas con el fin de guiar al senderista) o bien una vía en la que tendrás que hacer uso de manos para sobrepasar algunas rocas. Mi experiencia fue tomar la ruta del camino zigzagueante con los hitos, y la verdad que hasta que no perdí los hitos de visto todo iba a la perfección pero una vez que los perdí la ruta comenzó a complicarse. Te recomiendo, y es lo que hace la mayoría, ascender por las rocas que aunque en un principio te parezca más complejo probablemente sea más seguro de lo que te imaginas.


Si eres de los que el ejercicio lo deja para más tarde, de esos que no mueve más que las pestañas para dormir, es prácticamente seguro que este estilo de rutas no sean para ti. Lo primero ni te van a gustar y lo segundo vas a estar asfixiado, deseoso de lanzarte como un poseso sobre la cama. Por eso, te recomendamos que vayas con algo de fondo físico. No necesitas ser Jesús Calleja pero sí aguantar la marcha sin necesidad de pasar penurias físicas.

¿Qué llevar en tu mochila?

También tienes que ser precavido, el ascenso resulta medianamente seguro y el ánimo de los participantes se encuentra intocable, pero después de tres horitas comienza la bajada de esta ruta que posee 1223 metros de desnivel y no sería raro que des una mala pisada sobre una roca y que se mueva y tengas un esguince; por eso en la mochila que dejes preparada el día de antes meterás además de una sudadera, una tobillera. Tu calzado debe ser cómodo y seguro; no se te ocurra estrenar botas de montaña en ninguna ruta porque sufrirás rozaduras. En cuanto a alimentos: imprescindible llevar frutos secos, almendras, avellanas, anacardos para aguantar sin problemas. Un par de tabletas de chocolate, algo de fruta (plátanos y melocotones) y bastante agua o bebidas isotónicas.
Esta es una experiencia para vivirla con tus amigos y tu pareja, para compartir las vistas (los que tengan vértigo a las alturas, que se abstengan), de conectar con la naturaleza y de conocer tus miedos, reflexionar sobre tu ser y enriquecerte interiormente. Si no consigues alcanzar La Mira, no te fustigues porque si has conseguido todo lo anterior, considérate muy afortunado porque el fin de la ruta es simplemente ese: superar las barreras y crecer interiormente con quienes te ayudan.

Sandra Delgado @delgadopozuelo

Fotos Oliver Temiño

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