lunes, 10 de febrero de 2014

Gala aburrida y de ausencias protagonistas


Fiesta del cine y por lo tanto de la cultura, en la que tres ausencias fueron protagonistas: la primera la del Ministro Wert, quien por problemas de agenda le fue imposible acudir a la que es la gran gala del año. Una excusa poco creíble teniendo en cuenta que la dicha cita se programa con un año de antelación. Será que el tira y afloja entre el sector y el gobierno debe dilatarse aún más en el tiempo. La segunda Adriana Ugarte, la dama protagonista de “El tiempo entre costuras” fue de las pocas que no acudió al evento, después de una temporada histórica en la gran pantalla. Y por último Alex de la Iglesia; quizás el director y la artista estuvieran debatiendo sobre el futuro del cine y dejando a un lado el artisteo. Los protagonistas ausentes hicieron honor a la gran triunfadora de la noche “Vivir es fácil con los ojos cerrados”. ¿Qué estarían haciendo cada uno de ellos a eso de las 22.00h?
 

 Es curioso, cuando uno no quiere hacerse notar, intenta pasar desapercibido, inclusive difumina sus apariciones o simplemente ni aparece; pero en este caso el representante del gobierno en cuestión de cultura tomó la decisión errónea porque no aparecer no le benefició a la hora de evitar ser protagonista en la noche del cine español. De manera constante y reiterativa el ministro fue recordado y todos y cada uno de los asistentes se acordaron de él desde un primer momento. Pero servidora que se vio la gala si puede decir con toda contundencia que resultó ser cansina, pesada y con poca poquísima gracia. Esperaba más de Manel Fuentes. Todo su guión absolutamente medido, a pies juntillas memorizado, cuando él es un monstruo del escenario. Primera falta de una gala eternamente larga, casi me quedo frita en los agradecimientos Javier Pereira, actor revelación de este año.  Conseguí remontar al ver a los jóvenes que contrató el patrocinador de la gala, “Adecco”, para entregar algunas estatuillas a los premiados de la noche. Pero esto de dar trabajo para dos días a jóvenes desempleados, haciendo uso de las bambalinas me suena tan hipócrita y chismoso que comentarlo solo conseguiría dar más bombo a una idea poco astuta por parte de la empresa de trabajo temporal. Espero que los ayer empleados consigan un trabajo estable y que no se coloquen  más en sus vidas trajes tan brillantes como los de anoche.

Una cosa si hay que reconocer, Terele Pávez consiguió emocionar. Su breve recogida del pesado Goya, el abrazo a Javier Bardem y sus manos a la cara no hizo más que agrandar su figura como Señora del séptimo arte. Tanto sus lloros como los de la actriz revelación, Natalia de Molina consiguieron junto al premio a Javier Cámara, por mejor actor protagonista, hacerme olvidar que por mucho que a la mona la vistan de seda, mona se queda. Seguiré dándole oportunidades a esta cita anual, pero me asalta una duda: por qué no se dejan de tanto rollo, entregan sin tanta rimbombancia las estatuillas y emiten una película española que merezca alabar a la industria cinematográfica de nuestro país. Quizá así, los españoles también disfrutáramos más de esta fiesta a la que todos contribuimos.

 

Sandra Delgado @delgadopozuelo

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